GIOVANNI REALE
Giovanni Reale naciò en Candia Lomellina (Pavia) el 15 de abril de 1931. Frecuentò la Escuela Secundaria y Liceo Clasico estatal en Casale Monferrato (AL). Continuó la formación en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, donde se recibió con Francesco Olgiati. Sucesivamente se perfeccionó estudiando en Marburg an der Lan y en Monaco de Baviera.
Después de un periodo de enseñanza en los liceos, obtuvo una catédra en la Universidad de Parma, donde dictó los cursos de “Filosofía moral” y de “Historia de la Filosofía”. Después pasó a la Universidad Católica de Milán, donde fue por mucho tiempo ordinario de “Historia de la Filosofia Antigua” y donde también fundò el “Centro de Investigaciones de Metafisica”, en el que se han formado la mayor parte de sus alumnos. Desde ese año pasó a enseñar en la nueva facultad de Filosofia del San Rafael de Milán, con la intención de fundar un nuevo Centro Internacional de Investigación sobre Platón y sobre las raíces platónicas del pensamiento y de la civilización occidental.
Su tesis de fondo es la siguiente: la filosofía griega creó aquellas categorias y ese peculiar modo de pensar que consintio el nacimeinto y el desarrollo de la ciencia y de la tecnica del occidente-
Sus intereses cientificos se ubican a lo largo de todo el arco del pensamiento antiguo pagano y cristiano, y sus contribuciones de mayor relieve tocaron Aristteles, Platón, Plotino, Socrátes y Agustín. Estudió cada uno de estos autores andando en cierto sentido contra corriente, e inaugurando una lectura nueva.
La relectura que Reale dio de Aristóteles puso en crisis la interpretación consolidada hasta el momento de Werner Jaeger, según el cual los escritos aristótelicos siguen positivisticamente un andadura històrico-genética que parte de la teologìa, pasa por la metafisica y arriba finalmente a la ciencia; Reale mostro en cambio la fundamental unidad del pensamiento metafisico del Estagirita.
En lo que respecta a Platòn, Reale, importando en Italia los estudios de la Esuela platònica di Tubinga, puso en crisis la interpretaciòn romantica del mismo Platòn, que remonta a Friedrich Schleiermacher, y revalorizó el sentido y el alcance de las asì llamadas “doctrinas no escritas”, es decir los enseñamientos que Platón tuvo solo oralmente al interno de la Academia y que conocemos gracias al testimonio de los discípulos; en este sentido, Platón resulta ser el testigo y el interprete más genial de aquel momento de la civilización griega que pasaba de la cultura oral a la cultura de la escritura.
Con respecto a Plotino, Reale demolió la tesis de fondo de Eduard Zeller que veía en el gran neoplatónico el principal teorico del panteismo y del immanestismo; al contrario, Reale releyó Plotino como la muestra de la trascendencia metafisica del Uno.
La interpretación que Reale da de Socrates, analogamente, resuelve las aporias del así llamada “cuestión socrática”, que entró en un callejón sin salida después de los estudios de Olof Gigon, según el cual de Socrátes no podemos saber nada con certeza; Reale inauguró un nuevo modo de interpretar Socrátes, no sólo buscando de resolver del interior los testimonios contradictorios de los alumnos, más sobre todo mirando al contexto de la filosofía griega antes de Socrátes y después de Socrátes: de este mondo salta a la vista el descubrimiento socrático del concepto de “psyche” como esencia y nucleo pensante del hombre.
Finalmente, en lo que respecta a Agustín, los estudios de Reale tienden a colocar este autor en el contexto neoplatónico de la tarda antigüedad, es decir, en el momento del impacto del Cristianismo con la filosofía griega, descostrandolo de todas las interpretaciones sucesivas del agustinismo medieval.
Además del campo especifico de la filosofía antigua y tardo antigua, Reale se ocupó a titulo vario de la filosofía general: por ejemplo, en la redacción del destacado manual para los liceos escrito junto a Dario Antiseri y en la dirección de la columna filosófica “Clasicos de la Filosofía” y “Testos a fronte” de la Bompiani.
Reale tradujo en italiano y comentó muchas obras de Platón, de Aristóteles y de Plotino (la nueva edición de la Enneadí salio hace poco en la columna “Los Meridianos” de la Mondadori); además de esto, sus principales escritos son los siguientes: el concepto de filosofía primera y la unitariedad de la Metafisica de Aristóteles (1961); Historía de la Filosofía Antigua en 5 voluménes (muchas veces reeditada); Por una nueva interpretación de Platón (1991); Sabiduría antigua (1996); Eros demone mediador (1997); Platón en busquéda de la sabiduría secreta (1997); Cuerpo, alma y salud (1998); Socrátes. Al descubrimiento de la sabiduría humana (1999); El pensamiento antiguo (2001).
Entre
las numerosas condecoraciones recibidas, recordamos la láurea honoris causa
de la Academía Internacional de filosofía del Liechtenstein, de la Universidad
Católica de Lublino, de la Universidad del Estado de Moscú; el Premio
“Roncisvalle” de la Universidad de Navarra, la ciudadanía honoraria de
Siracusa. Giovanni Reale retiene que la cifra espiritual que caracteriza el
pensamiento occidental está constituida de la filosofía creada por los Griegos.
Fue en efecto el logos griego a caracterizar los dos componentes esenciales del
pensamiento occidental y precisamente a proveer los instrumentos conceptuales
para la elaborar la Revelación cristiana y a crear aquella peculiar mentalidad
de la cual nacieron la ciencia y la técnica. Pero si la cultura occidental no
se entiende sin la filosfía de los Griegos, está a su vez no se entiende sin la
metafisica como estudio del interior. El trabajo que Reale desarrolla,
estudiando los grandes pensadores del pasado, quiere servir para un confronto
con la metafisica antigua y moderna. La preferencia que otorga a Platón depende
del hecho que el filosofo ateniense es, con la “segunda navegación” de la que
habla en el Fedón, el verdadero creador de esta problématica. Giovanni
Reale, que de la filosofia antigua es uno de los maximos estudiosos a nivel
mundial, se hace portavoz de “un meditado regreso a las raíces de nuestra
cultura” a través de una nueva propuesta de los clasicos, en particular
Platón. De este último, Reale –en sintonia con la Escuela de Tubinga- da una
interpretación revoluciaonaria, poniendo a la luz la importancia primaria de
las doctrinas no escritas (agrafa dogmata) de la que hacen referencia los
mismos alumnos de Platón (Aristóteles in primis). En su celeberrimo
escrito Por una nueva interpretación de Platón (1997), Reale hace
aflorar la imagen de un Platón diverso, un Platón oral y – en cierto sentido –
dogmático: ¿por lo demás, no es quizás Platón mismo, por ejemplo en la Carta
séptima, a garantizarnos que su filosofía tiene que buscarse en otro lugar con
respecto de los escritos? El mismo corpus de los escritos platónicos, nos ha
llegado en su entereza (circunstancia única en la historia del pensamiento), no
presenta aquella unidad sistemática que deberíamos esperar: lo que, una vez
más, depone a favor de la tesis según la cual el verdadero Platón debería ser
buscado en otro lugar, y precisamente en las "doctrinas no escritas".
Atento estudioso también de la Metafísica de Aristóteles, Reale desenmascara la
tesis hecha valer de Jaeger, según la cual la obra no presentaría un unidad y
sería más bien un tipo de "borrador filosófico" (y, en particular, el
libro XII remontaría - en fuerza de su sobresaliente interés teológico - a la
juventud del Estagirita) lejos del solucionarse en un montón de escritos que
resalen a diferentes épocas y contextos, la Metafísica de Aristóteles - nota
Reale en El concepto de filosofía primera y la unidad de la metafísica de
Aristóteles (1961) - es una obra intensamente unitaria, en cuyo centro esta
la definición de la metafísica - que es a) ciencia de las causas y los
principios primeros, b) ciencia del ser en cuánto tal, c) ciencia de la
sustancia, d) ciencia teológica, y, e)ciencia de la verdad. En su escrito Sabiduría
antigua (1995), Reale sotiene que "todos los males de que sufre al
hombre de hoy tienen propiamente en el nihilismo su raíz" y que,
entonces, "una enérgica cura de estos males implicaría su desarraigo o
sea la victoria sobre el nihilismo, mediante la recuperación de los ideales y
valores supremos, y la superación del ateísmo”. Pero lo que él propone “no
es para nada un regreso acrítico a ciertas ideas del pasado sino más bien la
asimilación y la fruición de algunos mensajes de la sabiduría antigua, que,
bien acogidos y meditados, pueden, si no curar, al menos aliviar los males del
hombre de hoy, corroendo las raíces de donde derivan" (Sabiduría
antigua). En una semejante perspectiva, también puede adquirir un valor
eminentemente filosófico el pensamiento de Séneca, injustamente descuidado por
una larga tradición que no le ha reconocido alguna ciudadanía filosófica: en La
filosofía de Séneca como terapia de los males del alma, Reale retoma, una
vez más, la idea que la filosofía de los antiguos - en este caso, aquel de
Séneca - pueda constituir un fármaco por el ánimo desgarrado del hombre
moderno. Entre los más brillantes discípulos de Giovanni Reale, van indudablemente
recordados Roberto Radice, experto del pensamiento de Filón de
Alejandría y la edad helenística, (en particular del Estoicismo) y Giuseppe
Girgenti, máximo conocedor del pensamiento de Porfirio – el pensamiento
fuerte de Porfirio (1995), Introducción a Porfirio (1997) - y atento
estudioso del Neoplatonicismo, además de traductor de numerosas obras
porfiriane.